Las detenciones que se produjeron en las últimas semanas me llevaron a visualizar una escalada represiva, cuyo fin es el amedrentamiento generalizado de todo aquel que pueda estar apoyando, en mayor o menor medida, al movimiento de los indignados. Primero cayeron tres hacktivistas de Anonymous en Barcelona, Valencia y Almería, con registro de vivienda incluido en un domicilio de Gijón, acusados de atacar empresas, bancos y gobiernos. Luego detuvieron en Carreño, Mieres y Gijón a cinco militantes del Partido Comunista de los Pueblos de España acusados falsamente de terrorismo durante una protesta laboral desarrollada en Enero. Y hoy se está desarrollando una operación policial en Vizcaya, Asturias, Madrid y Galicia con el fin de detener en a 12 militantes del Frente de Liberación Animal acusados de “ecoterrorismo”, me aventuro a decir que falsamente también.
Ojalá me hubiera equivocado, pero hoy se confirma que el amedrentamiento generalizado se está produciendo, y nadie puede sentirse seguro si en algún momento manifestó su apoyo a lo que está pasando en nuestras calles y plazas. Pero no debemos desesperar. Este es un síntoma de que estamos haciendo daño a la plutocracia española. Por ello debemos insistir y profundizar. Insistir en nuestra presencia en las calles, en las plazas, frente a los ayuntamientos, gobiernos autonómicos, instituciones centrales, etc... Profundizar en nuestra alternativa democrática que, en tanto en cuanto impugna la actual plutocracia, no puede ser más que anticapitalista. Y debemos hacerlo sabiendo que cuanto más cerca estemos del éxito, más dura será la respuesta represiva.
Estos acontecimientos también deben servir para trazar una trinchera definitiva. Las dudas acerca del movimiento, muchas de las cuales comparto, no pueden ser una excusa para darle la espalda. Al contrario, tiene que ser un motivo para redoblar el trabajo y participar en el debate interno resolviendo contradicciones, dotando de contenido los huecos reivindicativos y aportando experiencia en las cuestiones organizativas. Asimismo, el injusto discurso que hace tabla rasa con todo tipo de partidos políticos y sindicatos es un freno al propio movimiento. Estos, como instrumentos organizativos que son, responden a unos determinados intereses de clase. Por ello, los hay que son nuestros declarados enemigos, pero también los que son nuestros imprescindibles aliados. Estamos ante una nueva experiencia de lucha que está demostrando tener muchas virtudes. Pero no por ello debemos renunciar al aporte de décadas de lucha popular que también tuvo sus éxitos en el pasado.
Los momentos más importantes de esto, que espero en el futuro pueda considerarse una revolución en el más amplio sentido de la palabra, aún están por llegar y debemos estar preparados. Estemos atentos a los acontecimientos de Grecia, donde los compañeros ya se encuentran en una fase lucha superior y donde parece que están sabiendo resolver la contradicción que anteriormente señalaba. Utilicemos todos los recursos a nuestro alcance, resolvamos nuestras contradicciones sumando y no restando y profundicemos en la propuesta anticapitalista para el fin definitivo de plutocracia.
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