jueves, 3 de julio de 2014

A la Asamblea de Izquierda Unida de Gijón...

Hoy se ha celebrado la segunda parte de la crítica Asamblea de Izquierda Unida de Gijón. El formato elegido me ha impedido tomar la palabra al no haber podido asistir el primer día por motivos laborales y, por tanto, pedir la palabra al comienzo de la reunión. Por ello, transcribo aquí la intervención que tenía preparada, en la cual intento situar las claves políticas del momento actual, afrontar el grave problema interno que vive IU de Gijón y proponer soluciones basadas en la máxima participación de la militancia. En definitiva, intento hablar de política, cosa de la que, por desgracia, no se habló mucho hoy…


Los resultados de las elecciones europeas configuran un nuevo mapa político en el país que supone un indudable avance de la izquierda alternativa. Durante el escrutinio, muchos nos hemos podido ver tentados de interpretar los resultados como algo negativo para Izquierda Unida, pero nada más lejos de la realidad. Si bien no se puede negar que Podemos ha frenado en cierta medida el crecimiento de nuestra organización, la realidad es que lo ha hecho de manera limitada, obteniendo unos excelentes resultados a costa de captar un voto tradicionalmente abstencionista y de un sector del electorado del PSOE que iba a pasar también a las filas de la abstención. Por tanto, sería un error calificar los resultados como un problema y no como una oportunidad.

Una oportunidad de dimensiones históricas que desde la transición no se le presentaba a la izquierda alternativa de este país. Un mapa político que revela la posibilidad de crear una nueva mayoría política en España, Asturias y Gijón. Una nueva mayoría política que ha de surgir de un proceso de convergencia que no sólo sume, sino que multiplique nuestras fuerzas en el marco de un Bloque Social y Político alternativo, que se fragüe en torno a la reivindicación de un Proceso Constituyente que remueva las tradicionales estructuras oligárquicas de este país y blinde los derechos laborales y sociales contra los cuales conspiran diariamente los peones políticos de la clase dominante.

En su construcción, audacia y generosidad se revelan como imprescindibles. Audacia para saber interpretar la realidad política que vive este país y ser capaces de determinar las verdaderas prioridades que han de guiar nuestro accionar político en los próximos meses. Generosidad para apartar de nuestra agenda ya no sólo los intereses personales de cada uno de nosotros, sino también los intereses cortoplacistas de la organización, para poner ésta al servicio de su misión histórica: la transformación social.

La oportunidad tiene fecha de caducidad fijada en las próximas elecciones generales. Hasta las propias instituciones del sistema son conscientes de su debilidad y han comenzado su “Operación Gatopardo” en el PSOE y la monarquía, en un nuevo intento de cambiarlo todo para que todo siga igual.

Los resultados electorales también han evidenciado algunas de las limitaciones de nuestra organización. Partiendo de propuestas programáticas similares, Podemos ha sabido interpretar mejor algunas de la demandas sociales que nosotros no hemos sido capaces de incorporar. Por ello, la profundización en los mecanismos democráticos de participación se hace imprescindible, el replanteamiento de nuestras fórmulas de liderazgo se convierte en necesidad y la articulación de nuevas formas y estilos de comunicación es ya una urgencia.

En cuanto a los métodos de participación, el elemento en boga son las primarias. Desde un punto de vista puramente teórico, me parecen un instrumento limitado. Pero la realidad es que los métodos actuales para la elección de dirigentes y candidatos han dado unos resultados tan pésimos en algunos casos, que no creo que seamos capaces de hacerlo sensiblemente peor mediante primarias. Un método que, eso sí, al menos permite un mínimo de participación a aquellas personas que cada vez tienen más complicada su participación política ante la cada vez más desregulada realidad laboral. Afortunadamente, aquí toda la organización ya ha empezado a avanzar.

Dar la espalda a esta nueva realidad para fijarse en espurios intereses cortoplacistas, puede llevarnos a desaprovechar una oportunidad histórica que tardará muchísimo en volver a darse. Esto vale tanto para nosotros como para los compañeros de Podemos. Pero en el caso de Izquierda Unida, la situación puede agravarse si no somos capaces de aprovechar las oportunidades que se nos presentan, quedándonos anclados en escenarios políticos desaparecidos hasta el punto de poner en riesgo nuestra propia supervivencia. Tenemos un año para aprovechar esta oportunidad.

En el marco de Gijón, todo esto se traduce en la necesidad de poner a la organización a trabajar con el objetivo de lograr una convergencia de la izquierda política y social de la ciudad, para ser capaces de llevar al Ayuntamiento de Gijón la mayoría política que se intuyó en los resultados electorales del 25 de Mayo. Hasta el momento, no se ha dado ni un solo paso en la buena dirección, más bien todo lo contrario…

El espectáculo denigrante que hemos dado en los medios de comunicación invita a pensar que esta organización no sólo sigue anclada en las viejas y caducas formas de hacer política, sino que no tiene voluntad ninguna de dar pasos en otra dirección. Evidentemente, esta organización debe hacer un ejercicio contundente y público que demuestre que definitivamente deja atrás esa etapa y para ello ha de tomar decisiones en cuanto a métodos, órganos y liderazgos. La desproporcionada respuesta al artículo de nuestro ex portavoz municipal es un torpedo en la línea de flotación de nuestra organización que jamás debe volver a repetirse.

Pero repito, hemos de tomar decisiones a nivel político y organizativo. A nivel político, por el nuevo y favorable escenario (aunque también peligroso) que se nos ha planteado. A nivel organizativo, por los graves déficits que estamos sufriendo y las nuevas demandas que hemos de incorporar. Estas decisiones han de tomarse a nivel local pero también a nivel regional, ya que la pésima gestión del asunto de Ángel González ha generado un terremoto interno que sólo puede resolverse mediante la máxima participación de la militancia

La única manera de comenzar a poner solución a nuestros déficits e impulsar a la organización en el trabajo que ha de afrontar en el crucial próximo curso político, es convocando a sus máximos órganos, a sus asambleas. Asambleas local y regional de carácter extraordinario que ya deberían haber sido convocadas de urgencia hace tiempo y que hoy ya son una imperiosa necesidad. Y, en sus marcos, comenzar a aplicar los resultados del reciente referéndum interno en cuanto a la elección directa de Coordinadores/as por la militancia. Todo lo demás lo considero equilibrios en el aire,  componendas irresponsables con el momento histórico que estamos viviendo. Hoy nuestro mayor enemigo es el inmovilismo, pero en nuestra mano está derrotarlo de manera instantánea. Tan sólo necesitamos una buena dosis de audacia y generosidad.