jueves, 6 de febrero de 2014

U.D.O. en Asturies: el metal y la perfección sonora


Hay ocasiones en las que Gijón Rock City traspasa lo muros de nuestra ciudad para cubrir eventos especiales. Sabíamos que lo que ayer estaba programado en la Sala Quattro de Avilés era uno de ellos, pero no preveíamos la grandiosa magnitud del espectáculo que presenciamos los que allí nos dimos cita. Voy a intentar resumíroslo en una frase: si te va el metal y ayer no acudiste a la llamada de Mr. Udo Dirkschneider, te puedo recomendar un par de marcas de cuchillas con las que cortarte las venas longitudinalmente… ni te imaginas lo que te has perdido!!!

Con puntualidad alemana, a las nueve de la noche comenzaron abriendo fuego los asturianos Last Days of Eden, el nuevo proyecto de metal sinfónico de Dani G. (Darksun), que sustituyeron a los alemanes Black Blitz.  Para muchos fue nuestra primera oportunidad de verlos en directo, con un resultado más que satisfactorio. Con la soprano Ani M. Fojaco como frontwoman, traen a nuestras tierras una fórmula más habitual por otras latitudes europeas. Parece que lo han hecho con sobrada profesionalidad y buen gusto como para que la cosa funcione. Y espero que así sea, lo que traería nuevos aires a la escena metalera española.

Y pocos minutos después de las diez de la noche, sonó el “(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)” de Beastie Boys, que ejerce de intro de U.D.O. A partir de ahí, el alucine colectivo. El mítico vocalista teutón y sus chicos entraron como una apisonadora con el tema que da título a su último álbum, “Steelhammer”, que enlazaron con “King Of Mean”, otro de sus nuevos temas. Tras “Future Land” y “Heart Of Gold”, dos viejos cortes de su legendario álbum “Faceless World”, ya sabíamos que allí estaba ocurriendo algo muy especial.

No sólo estábamos ante una leyenda viva del metal internacional como Udo Dirkschneider, acompañado por su inseparable escudero Fitty Weinhold al bajo. El teutón ha sabido rodearse de grandísimos y jóvenes músicos que desprenden potencia y buen rollo por doquier. Un batería, el italiano Francesco Jovino, que le pega como una mula, martilleando sin condiciones al personal. Ulli Köllner, el teclista más entusiasta de la escena metalera que me he topado hasta la fecha. Y, sobre todo, los nuevos fichajes a cargo de las guitarras, el finés Kasperi Heikkinen y el ruso Andrey Smirnov, que no pararon de mostrar su gran técnica y cierta dosis de virtuosismo, así como amplias sonrisas que certificaban lo bien que se lo estaban pasando encima de las tablas.

Udo siguió desgranando una cuidada selección de temas, en la que se mezclaban grandes clásicos con cortes de su último álbum. Así pudimos disfrutar de “They Want War”, “Never Cross My Way” (para mí el mejor corte de “Steelhammer”), “Stranger”, “In The Darkness”, etc… Como novedad en la gira española, apareció su nuevo tema en castellano “Basta Ya”.

A mitad del clásico “Mean Machine”, Mr. Dirkscheneider se tomó un descanso, dejando el escenario para Heikkinen, Smirnov y Jovino. Uno tras otro nos deleitaron con grandes solos, sin dejarse llevar por un virtuosismo que muchas veces acaba por aburrir al personal. Lo hicieron tan bien y tan entretenido que creo que hasta nos supo a poco.

A partir de ese momento, la espiral ascendente hacia un épico final. Tras “Go Back To Hell” y “Timebomb”, la tropa de U.D.O. se despidió por primera vez, para volver rápidamente con la inmensa “Holy”. Y aquí llegaron los temas que todos estábamos esperando: los grandes clásicos de Accept. Con las primeras notas de “Metal Heart” entramos en fase de éxtasis, que continuó con “I’m A Rebel” y una coreadísima hasta la extenuación “Balls To The Wall”. Y con un simple “hei di” de Udo, toda la Quattro se puso a cantar la tradicional "Ein Heller Und Ein Batzen" que sirve de intro a la brutal “Fast As A Shark”, con la que se puso punto y final al espectáculo.

Uno, que es un fan incondicional de Accept y de Udo Dirkschneider, no podía esperar que fuera a presenciar una descarga de tamaña perfección a estas alturas de la película. No ya por la música del protagonista, la calidad de los músicos que lo acompañan o la entrega demostrada durante las 2 horas que estuvieron en el escenario. Un músico profesional que me acompañaba me decía: “no he visto a una banda de metal sonar mejor en mi vida”. Y es que hay que destacarlo, ya sea mérito de la Sala Quattro, de los promotores GMF Concerts o del técnico de sonido con el que viaja Dirkschneider. Seguramente todos tengan su parte de responsabilidad y, así como lo decimos cuando las cosas no salen como es debido, hoy debemos señalar que ayer rozaron lo sublime. Así da gusto chicos!!!

Sólo falta desear larga vida al legendario Mr. Udo Dirkscheneider, que siga demostrando su grandeza sobre las tablas durante mucho tiempo y que no nos haga esperar otros 15 años para poder verlo por nuestras tierras.