Hasta aquí hemos llegado. Finalmente, serán Gaspar Llamazares y
Aurelio Martín los cabezas de lista de Izquierda Unida a la Junta General del
Principado de Asturias y al Ayuntamiento de Gijón. Dos compañeros que
fundamentalmente representan el inmovilismo de la organización asturiana, evidenciando
la incapacidad de ésta para renovar sus liderazgos y dirigencias, y no por que
no haya compañer@s suficientemente capacitad@s. Este continuo girar de una
silla por otra de dirigentes orgánicos y/o institucionales, que lo son desde hace
más de 30 años, es una dinámica absolutamente contraria a lo que representan
los nuevos dirigentes que emergen en otros niveles de la organización y cuyos
máximos exponentes son Alberto Garzón y Tania Sánchez, con un mensaje que parece
no calar en Izquierda Unida de Asturias.
Lo más grave de todo es que lo que se evidencia en IU de Asturias es
la aberrante ineptitud de su dirigencia para leer el escenario político y las
transformaciones sociales a las que estamos asistiendo, que obligan a profundos
cambios en las organizaciones políticas, especialmente en aquellas que se
consideran de la izquierda alternativa, y que van mucho más allá de simples
cambios en métodos de elección que acaban produciendo los mismos resultados. Una
nueva y claramente diferenciada relación con el bipartidismo, la participación
ciudadana, la ausencia de eternos liderazgos, el debate colectivo, la
elaboración y visualización de un proyecto rupturista con el régimen del 78,
etc.. Todo ello son obligaciones imprescindibles para cualquier proyecto
político que hoy aspire a representar el cambio y todo ello son déficits que
presentan los candidatos de IU de Asturias y Gijón.
Ayer, en IU de Asturias se ha dictaminado de manera definitiva la renuncia
a ser parte protagónica de un ciclo que puede producir el ansiado cambio
político en nuestro país, haciendo ya prácticamente imposible su participación
en un eventual proceso de convergencia de la fuerzas políticas del campo
popular por el que he venido apostando desde antes de las elecciones europeas.
Much@s compañer@s me han acompañado en esta apuesta y sé que seguirán apostando
por ello en el seno de IU-Asturias, pero personalmente considero que las
urgencias de un año 2015 que será fundamental para la concreción de la ruptura
del régimen del 78, obligan a dejar de lado las largas y probablemente estériles
batallas internas frente a las diferentes facciones de un aparato empecinado en
llevar a la organización a la irrelevancia por espurios intereses personales.
Por ello, hoy en Asturias y Gijón, la trascendental lucha por un nuevo
país pasa por la acumulación de fuerzas sociales en torno a un programa
político en el que se puedan expresar, mediante una elaboración democrática y
participativa, las ansias de la mayoría social que ha de ser el motor del
cambio. En pos de ello seguiré trabajando, pero ya no lo haré en el ámbito
interno de una organización cuyo aparato es incapaz de reaccionar ante nuevos escenarios
políticos que parece no entender.
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