lunes, 22 de octubre de 2012

Militares Reclamarían el Estado de Guerra en Cataluña

La Asociación de Militares Españoles considera necesario la declaración del estado de guerra en caso de producirse una amenaza de ruptura en Cataluña. Esta es una manifestación más dentro de la preocupante escalada de declaraciones belicistas entorno al proceso secesionista de Cataluña.



"España es una nación indisoluble totalmente y, en caso de amenaza de fractura o de separatismo, nosotros, de acuerdo con el artículo 8 de la Constitución Española, debemos garantizar la integridad territorial. Por lo tanto, nuestra opinión es que se declare el estado de guerra, el estado de excepción o el estado de sitio". Así se manifestaba el Coronel Leopoldo Muñoz Sánchez, Presidente de la Asociación de Militares Españoles (AME), ante la televisión holandesa con motivo de un reportaje sobre la situación política en Cataluña.

Estas palabras se enmarcan dentro de una escalada de declaraciones altisonantes de las que tampoco están exentos los dirigentes independentistas. Anteayer, el Consejero de Interior del Gobierno catalán, Felip Puig, aseguraba que los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica, estarían “al servicio de la Generalitat” en caso de un conflicto con el gobierno español.

Pero han sido los militares españoles retirados, con la AME a la cabeza, quienes se han manifestado de forma más belicista en defensa de la unidad de España. El 24 de Septiembre, esta asociación, que reúne a unos 3500 militares retirados, recordaba que las Fuerzas Armadas podrían verse obligadas a “cumplir escrupulosa y estrictamente con la misión que la Carta Magna les otorga de garantizar la soberanía,  independencia e integridad territorial de nuestra patria”.

Asimismo, la nota colgada en su web acusaba de alta traición a todas las fuerzas políticas que colaboran en “mantener de forma voluntaria un sistema de representación electoral que fomenta la aparición y el asentamiento de los nacionalismos separatistas”. Y, por tanto, amenazaba con llevar ante la justicia militar a todos aquellos que hayan “permitido, participado o colaborado en llegar a esta amenaza de fractura de España”.

Elevando aún más el tono se mostró en diversas ocasiones el Coronel Francisco Alamán, quien declaró que la independencia de Cataluña sólo se produciría pasando “por encima de mi cadáver y el de muchos” y recordaba que los militares “juramos defender la integridad territorial de España hasta con nuestras propias vidas”. Estas manifestaciones las acompañó de una abierta defensa de la dictadura franquista. “Aquella gente sí que hacía las cosas por el interés y el bien de todos”, declaró.

Más sosegado, aunque a modo de amenaza velada, se mostró el Teniente General Pedro Pitarch en su blog, quien aclaró que las opiniones del Coronel Alamán son estrictamente personales pero que “reflejan líneas de pensamiento muy arraigadas en amplios sectores de las Fuerzas Armadas”. Y aseguró que “un Estado independiente catalán es impensable, ni por las buenas ni mucho menos por las malas”.

En el ámbito político ha sido Alejo Vidal-Quadras, Vicepresidente del Parlamento Europeo y ex Presidente del Partido Popular de Cataluña, quien más beligerante se ha mostrado. Desde una tertulia política de una televisión de ultraderecha, exhortaba a la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a ir “preparando a un General de Brigada de la Guardia Civil” si se convocara un referéndum de autodeterminación ilegal que, a su entender, debería llevar a la “Delegación del Gobierno a tomar el control de Cataluña”.

EL HISTÓRICO INTERVENCIONISMO POLÍTICO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL

Estas cada vez más habituales declaraciones, que se producen desde instancias militares, elevan el grado de preocupación ante el cariz que están tomando los acontecimientos. Si bien provienen de militares retirados, no dejan de tener relevancia ya que los que están en activo tienen limitada su libertad de expresión por la Ley de Derechos y Deberes Militares. Por tanto, podría temerse que respondieran a un verdadero y generalizado sentir entre los mandos del ejército español, haciendo que éste pretenda recuperar el protagonismo político de antaño.

Muchas han sido las ocasiones en las que el ejército ha marcado o ha pretendido marcar el rumbo de la política española. Durante el siglo XIX han sido seis los pronunciamientos militares que ha vivido España. Y, en el siglo pasado, dos dictaduras de carácter fascista se han alzado con la participación directa del ejército: la del General Miguel Primo de Rivera (1923-1930) y la del General Francisco Franco (1939-1975), ésta última tras una guerra civil de tres años.

Estas han sido las dos ocasiones en las que el ejército consiguió variar el rumbo de la historia española en el siglo XX, pero hubo más intentos. En 1932 el General José Sanjurjo inició en Sevilla una fracasada rebelión que sería precursora de la franquista de 1936. En 1978 se desbarata la conocida como Operación Galaxia, un intento de golpe de Estado contra la nueva democracia española. El 23 de Febrero de 1981 volvería a intentarse con el asalto al Congreso de los Diputados de un grupo de guardias civiles y la toma de Valencia por el Teniente General Jaime Milans del Bosch. Y en 1982 y 1985 se desmantelarían dos nuevas conspiraciones golpistas.

Desde entonces, el ruido de sables parecía haber desaparecido como una constante en la política española de los dos últimos siglos. Pero las altisonantes declaraciones de los militares retirados hacen temer un retroceso a los tiempos de un ejército intervencionista en cuestiones políticas.

ESPAÑA Y CATALUÑA, ¿UNA RUPTURA INEVITABLE?

El enconamiento de la posiciones acercan la posibilidad de una ruptura definitiva entre España y Cataluña. De un lado, el Gobierno de Mariano Rajoy enrocado en un españolismo conservador, que niega el hecho nacional catalán y que se opone a cualquier reforma constitucional que pueda dar mejor encaje a Cataluña dentro del Estado español. Así se explican declaraciones del estilo de las del Ministro de Educación, José Ignacio Wert, que aseguró que el objetivo del Gobierno es “españolizar a los alumnos catalanes”, echando así gasolina sobre el fuego independentista.

De otro lado, el Gobierno de la Generalitat catalana, que agita la reivindicación soberanista ocultando tras ella una gestión política en la que el ajuste ha sido tan duro como el del Gobierno de Mariano Rajoy. Si bien es cierto que la reivindicación soberanista siempre ha estado presente en amplios sectores de la sociedad catalana, no ha sido hasta ahora que la independencia ha sido una apuesta clara de la derecha nacionalista que lidera Artur Mas.

Así las cosas, con el inmovilismo del Gobierno de Madrid y con la independencia como única apuesta del nacionalismo catalán, a medio o largo plazo, y de forma no muy amistosa, la secesión parece que es el único desenlace posible. Pero tímidamente parece abrirse paso una tercera vía que podría resolver la histórica quiebra nacional que ha vivido España: el federalismo.

Si los gobiernos español y catalán estuvieran dispuestos a crear un marco de convivencia común, el modelo federal podría ser un encaje cómodo para ambos. Un marco que necesitaría de una reforma constitucional en la que se reconociera el carácter plurinacional de España y el derecho de autodeterminación, estableciendo un reparto competencial negociado que dé cumplimiento a las aspiraciones nacionales de los diferentes pueblos del Estado español.

No parece fácil que la vía federal pueda llegar a ser la apuesta de los gobiernos de Madrid y Barcelona. En todo caso, serán las elecciones autonómicas del próximo 25 de Noviembre las que determinarán el escenario en el que ha de resolverse la disputa soberanista y la fuerza de los diferentes proyectos políticos para Cataluña.