Cada vez que el partido del puño y la rosa pasa por momentos complicados, aparece este grupete de famosillos “progres”. Estos, desde una supuesta independencia y una calculada posición política izquierdista, vienen a ejercer de Pepito Grillo del conjunto de la izquierda española. Y la conminan a ponerse al servicio de unos altos valores que supuestamente toda la izquierda comparte y ofrecen su colaboración si la cosa llega a fraguar. Y para darle algo más de fondo a la propuesta, se rodean de algún que otro intelectual.
Pero una vez repetida varias veces la operación, teniendo en cuenta cuál fue su resultado en momentos históricos del pasado y la participación que algunos de ellos tienen en el tan cacareado déficit público, los pone bajo sospecha de cualquier “izquierdoso” mínimamente consciente. En esta ocasión, la forma es de raquítico comunicado que, bajo el título de “Una Ilusión Compartida”, viene a revelarnos el camino. Pero rápidamente se intuyen sus verdaderas intenciones con conclusiones del tipo “un gobierno socialista ha sido incapaz de imaginar otra receta”.
¿Incapaz de imaginar? Pero, ¿estos señores de que se creen que va esto? Acaso, ¿Zapatero se encontraba subido en un escenario y es culpable de falta de capacidad de improvisación? O ¿es que su gran error ha sido un guión poco imaginativo? Señores de la farándula millonaria, ¡¡¡a farandulear con sus millones!!!. Más grave es lo de los intelectualillos que les acompañan, que no deberían obviar de manera tan escandalosa los históricos, y cada vez más fuertes, lazos entre gobiernos y banca. Hoy más que nunca tiene vigencia la definición de “consejo de administración de la burguesía” que hizo un intelectual del siglo XIX. Espero que estos mediocres de nuestro siglo al menos lo reconozcan, ya que es evidente que no lo entienden.
Partiendo de esta evidencia, la falta de caracterización concreta del PSOE, junto con el discurso pesimista hasta la claudicación alrededor de las posibilidades de una izquierda transformadora, convierten al panfletillo en una red de arrastre hacia el barco mal llamado “casa común de la izquierda”. Y llega hasta el insulto a la inteligencia cuando pretende incorporar a la operación al movimiento 15-M que, al contrario, para sobrevivir y trascender sólo puede evolucionar hacia una propuesta más alternativa, transformadora e, incluso, antisistema.
Pero, en definitiva, la operación sí es explicable en términos de clase. Muy honda tiene que ser la preocupación del mundo del “famoséo progre” hispano, viendo como los gestores del sistema más proclives a su artificial sustento se encaminan hacia una derrota histórica. Y aún más viendo acercarse un gobierno conservador, cuyas políticas económicas no diferirán en gran medida, ya que estas se deciden en otras instituciones internacionales, pero que disfrutarán ensañándose con el pilar cultural del gobierno Zapatero. Visto lo visto, yo no pienso lamentar. Las políticas económicas neoliberales serán sufridas igualmente, sea quién sea quien las gestione. Pero no pienso emitir el más mínimo lamento ante la caída en desgracia de quienes han sido, y siguen demostrando ser, estómagos agradecidos que avistan tiempos de hambre.
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