España e Italia se han levantado hoy con un fortísimo dolor de cabeza, tal y como si vivieran la resaca posterior a una larga noche de juerga. Siendo realmente así, parece que esa juerga acabó con los 60 millones de italianos y los 47 millones de españoles endeudándose hasta las cejas en un lupanar de carretera. Uno lee la prensa y cada vez se convence más de que algo muy parecido ha debido pasar. Entre las típicas luces de neón que coronan estos lugares, nos hemos contagiado del problema griego, lo cual da a entender que tenemos unas mentes (y no sólo mentes) de lo más abiertas a la hora de zambullirnos en todo tipo de placeres venéreos. Nadie debería sorprenderse de las consecuencias, ya que no hemos encontrado mejor burdel que el regentado por una tal prima de riesgo. Y cuando uno cae en prácticas de riesgo ya sabemos lo que puede pasar. Lo curioso es que, lejos de poner tratamiento a lo que sea que nos hayamos contagiado tan griegamente, parece que hemos entrado en un círculo vicioso, en el cual la misma prima de riesgo es la que va a acabar por rompernos el orto una y otra vez ad infinitum.
Llegados a este punto, cabría hacerse varias preguntas: ¿Qué opina el señor Riesgo de su famosa prima? ¿Cuál es el nombre de la tal prima? ¿Ángela Merkel? El origen griego del contagio, así como la preferencia por dar por el culo indiscriminadamente ¿a qué se debe? Acaso, la famosa prima, realmente ¿es un primo gay de lo más activo? Y, finalmente, en una orgía de tal magnitud, hay una persona que jamás puede faltar… ¿qué papel habrá jugado su excelentísima señoría Don Silvio Berlusconi?
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