El Partido Popular obtiene una pírrica victoria en Andalucía que le aleja del gobierno ante un pacto de los partidos de la izquierda. En Asturias queda como tercera opción política y sólo podría entrar en el gobierno como fuerza subalterna.
Andalucía y Asturias pasan la primera factura a las políticas de recortes del ejecutivo conservador de Mariano Rajoy, tras poco más de tres meses de gobierno. La primera reválida electoral a la que se ha tenido que enfrentar el Partido Popular se ha saldado con unos resultados muy lejanos a sus objetivos. Tal es así que es posible que no pueda gobernar ninguna de las dos comunidades autónomas. A su vez, los resultados evidencian la recuperación del Partido Socialista que tiene serias opciones de gobernar ambos territorios, manteniendo una buena porción de poder institucional.
Pero, si hay una vencedora clara en ambas regiones, esta ha sido la abstención. Con una participación del 62% en Andalucía y del 56% en Asturias, más de 10 puntos de retroceso con respecto a las elecciones anteriores en ambos casos, se evidencia el avance del desinterés por unos procesos electorales que se visualizan como exentos de respuestas a las preocupaciones y necesidades del conjunto de la ciudadanía. Asimismo, el crecimiento de opciones políticas minoritarias como Izquierda Unida (IU) o Unión, Progreso y Democracia (UPyD), revela el incremento de la desafección hacia los dos grandes partidos que dominan el mapa político español.
PÍRRICA VICTORIA POPULAR EN ANDALUCÍA
Tras los resultados de las elecciones generales de Noviembre de 2011, que situaron al Partido Popular andaluz 9 puntos por encima de los socialistas, los conservadores encaraban la confrontación electoral con el objetivo de obtener mayoría absoluta para poder gobernar. Al borde de ella les situaban todas las encuestas pero, sorprendentemente, el socialista José Antonio Griñán ha conseguido reducir a un único punto la diferencia con el popular Javier Arenas.
Así las cosas, los 50 diputados populares serán insuficientes para gobernar ante el más que probable pacto entre PSOE (47 diputados) e Izquierda Unida (12 diputados). Por tanto, todo apunta a que los socialistas seguirán manteniendo el poder en la comunidad autónoma más grande y más poblada, la cual llevan gobernando desde el restablecimiento de la democracia en España.
El Partido Socialista consigue recuperar mucho terreno en un bastión simbólico para el socialismo español, que por primera vez temieron perder. Los graves escándalos de corrupción que han salpicado en los últimos meses a varios altos cargos de la administración andaluza, no han conseguido frenar la espectacular recuperación del voto socialista.
EL ENREDO ASTURIANO
Asturias ha afrontado un nuevo proceso electoral tan sólo 10 meses después del anterior. La grave crisis que vivió la derecha asturiana ha desembocado en un mapa político de complicadísima gobernabilidad. La batalla interna que se desarrolló en el seno del Partido Popular en el proceso de designación de candidato para las elecciones de Mayo de 2011, terminó con la huida del partido del que fuera hombre fuerte del gobierno de José María Aznar, Francisco Álvarez-Cascos. Foro Asturias, su proyecto político de derecha regionalista, obtuvo una victoria mínima en Mayo, pero la imposibilidad de llegar a acuerdos con ninguna otra fuerza política derivó en una situación de ingobernabilidad que obligó a una nueva llamada a las urnas.
Los populares afrontaban el envite con la intención de convertirse en primera fuerza política del Principado, a partir de una fuerte recuperación del voto huido junto con Álvarez-Cascos. Si bien el desgaste de Foro Asturias se produce, lo hace en menor medida de lo esperado y sin generar una recuperación del voto popular. Así, la batalla en la derecha conservadora se salda con el triunfo electoral del Partido Socialista (16 diputados), el retroceso de Foro Asturias (13 diputados) y el mantenimiento del Partido Popular como tercera fuerza política (10 diputados). También obtienen representación parlamentaria Izquierda Unida (5 diputados) y la derechista UPyD (1 diputado).
A pesar de todo, si los conservadores consiguen limar sus diferencias, podrían formar gobierno y arrebatárselo al candidato socialista Javier Fernández. Pero ahora sería difícilmente explicable un pacto ante la opinión pública, cuando el haberlo alcanzado hace unos meses hubiera evitado la nueva convocatoria electoral. Aún así, el acuerdo de gobierno no escondería el mayúsculo fracaso de la candidata popular Mercedes Fernández, que entraría en el gobierno como subalterna de Álvarez-Cascos.
Incrementando aún más el enredo aparece el voto emigrante. Su recuento puede dar un escaño más al PSOE, lo que obligaría a un acuerdo tripartito derechista entre PP, Foro Asturias y UPyD para poder arrebatar la presidencia del Principado a los socialistas.
TOQUE DE ATENCIÓN A RAJOY
Estos resultados suponen un inesperado desgaste del Partido Popular. Las beligerantes políticas de recorte que ha ido poniendo en marcha el gobierno de Mariano Rajoy y los gobiernos autonómicos populares, han hecho mella en el electorado con mayor profundidad de lo que se esperaba. Igualmente parece haber influenciado la radical reforma del mercado laboral, que supone una importante pérdida de derechos de los trabajadores y que ha llevado a los sindicatos españoles a la convocatoria de la huelga general.
Así todo, el gobierno popular pretendió minimizar los daños retrasando la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para después de estas convocatorias electorales. La reducción del déficit público que le ha impuesto la Unión Europea supondrá un recorte presupuestario de 32000 millones de euros, lo que hubiera empeorado las expectativas electorales del Partido Popular en caso de presentarlos con anterioridad. Pero este movimiento táctico no ha conseguido evitar la plasmación electoral del creciente descontento social.
Mariano Rajoy debería tomar buena nota del fuerte desgaste que ha tenido en sólo tres meses de gestión, sobre todo cuando aún no ha mostrado su agenda neoliberal en toda su profundidad. El día 29 afrontará un nuevo examen en la huelga general convocada contra la reforma del mercado laboral, sólo un día antes de la presentación del proyecto de presupuestos. En caso de producirse un éxito del paro, este debería llevarle a calcular muy bien la radicalidad de sus reformas. La inflexibilidad ante una creciente conflictividad social podría generar un enconamiento de posturas de imprevisibles consecuencias políticas y sociales.
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