Hoy se ha celebrado la segunda parte de la crítica Asamblea de
Izquierda Unida de Gijón. El formato elegido me ha impedido tomar la palabra al
no haber podido asistir el primer día por motivos laborales y, por tanto, pedir la palabra al
comienzo de la reunión. Por ello, transcribo aquí la intervención que tenía
preparada, en la cual intento situar las claves políticas del momento actual,
afrontar el grave problema interno que vive IU de Gijón y proponer soluciones
basadas en la máxima participación de la militancia. En definitiva, intento
hablar de política, cosa de la que, por desgracia, no se habló mucho hoy…
Los resultados de las elecciones europeas configuran un nuevo mapa
político en el país que supone un indudable avance de la izquierda alternativa.
Durante el escrutinio, muchos nos hemos podido ver tentados de interpretar los
resultados como algo negativo para Izquierda Unida, pero nada más lejos de la
realidad. Si bien no se puede negar que Podemos ha frenado en cierta medida el
crecimiento de nuestra organización, la realidad es que lo ha hecho de manera limitada,
obteniendo unos excelentes resultados a costa de captar un voto tradicionalmente
abstencionista y de un sector del electorado del PSOE que iba a pasar también a
las filas de la abstención. Por tanto, sería un error calificar los resultados
como un problema y no como una oportunidad.
Una oportunidad de dimensiones históricas que desde la transición no
se le presentaba a la izquierda alternativa de este país. Un mapa político que
revela la posibilidad de crear una nueva mayoría política en España, Asturias y
Gijón. Una nueva mayoría política que ha de surgir de un proceso de
convergencia que no sólo sume, sino que multiplique nuestras fuerzas en el
marco de un Bloque Social y Político alternativo, que se fragüe en torno a la
reivindicación de un Proceso Constituyente que remueva las tradicionales
estructuras oligárquicas de este país y blinde los derechos laborales y
sociales contra los cuales conspiran diariamente los peones políticos de la
clase dominante.
En su construcción, audacia y generosidad se revelan como
imprescindibles. Audacia para saber interpretar la realidad política que vive
este país y ser capaces de determinar las verdaderas prioridades que han de
guiar nuestro accionar político en los próximos meses. Generosidad para apartar
de nuestra agenda ya no sólo los intereses personales de cada uno de nosotros,
sino también los intereses cortoplacistas de la organización, para poner ésta
al servicio de su misión histórica: la transformación social.
La oportunidad tiene fecha de caducidad fijada en las próximas
elecciones generales. Hasta las propias instituciones del sistema son
conscientes de su debilidad y han comenzado su “Operación Gatopardo” en el PSOE
y la monarquía, en un nuevo intento de cambiarlo todo para que todo siga igual.
Los resultados electorales también han evidenciado algunas de las
limitaciones de nuestra organización. Partiendo de propuestas programáticas
similares, Podemos ha sabido interpretar mejor algunas de la demandas sociales
que nosotros no hemos sido capaces de incorporar. Por ello, la profundización
en los mecanismos democráticos de participación se hace imprescindible, el
replanteamiento de nuestras fórmulas de liderazgo se convierte en necesidad y
la articulación de nuevas formas y estilos de comunicación es ya una urgencia.
En cuanto a los métodos de participación, el elemento en boga son las
primarias. Desde un punto de vista puramente teórico, me parecen un instrumento
limitado. Pero la realidad es que los métodos actuales para la elección de
dirigentes y candidatos han dado unos resultados tan pésimos en algunos casos,
que no creo que seamos capaces de hacerlo sensiblemente peor mediante
primarias. Un método que, eso sí, al menos permite un mínimo de participación a
aquellas personas que cada vez tienen más complicada su participación política
ante la cada vez más desregulada realidad laboral. Afortunadamente, aquí toda
la organización ya ha empezado a avanzar.
Dar la espalda a esta nueva realidad para fijarse en espurios
intereses cortoplacistas, puede llevarnos a desaprovechar una oportunidad
histórica que tardará muchísimo en volver a darse. Esto vale tanto para
nosotros como para los compañeros de Podemos. Pero en el caso de Izquierda
Unida, la situación puede agravarse si no somos capaces de aprovechar las
oportunidades que se nos presentan, quedándonos anclados en escenarios políticos
desaparecidos hasta el punto de poner en riesgo nuestra propia supervivencia.
Tenemos un año para aprovechar esta oportunidad.
En el marco de Gijón, todo esto se traduce en la necesidad de poner a
la organización a trabajar con el objetivo de lograr una convergencia de la
izquierda política y social de la ciudad, para ser capaces de llevar al
Ayuntamiento de Gijón la mayoría política que se intuyó en los resultados
electorales del 25 de Mayo. Hasta el momento, no se ha dado ni un solo paso en
la buena dirección, más bien todo lo contrario…
El espectáculo denigrante que hemos dado en los medios de comunicación
invita a pensar que esta organización no sólo sigue anclada en las viejas y
caducas formas de hacer política, sino que no tiene voluntad ninguna de dar
pasos en otra dirección. Evidentemente, esta organización debe hacer un
ejercicio contundente y público que
demuestre que definitivamente deja atrás esa etapa y para ello ha de tomar
decisiones en cuanto a métodos, órganos y liderazgos. La desproporcionada
respuesta al artículo de nuestro ex portavoz municipal es un torpedo en la
línea de flotación de nuestra organización que jamás debe volver a repetirse.
Pero repito, hemos de tomar decisiones a nivel político y
organizativo. A nivel político, por el nuevo y favorable escenario (aunque
también peligroso) que se nos ha planteado. A nivel organizativo, por los
graves déficits que estamos sufriendo y las nuevas demandas que hemos de
incorporar. Estas decisiones han de tomarse a nivel local pero también a nivel
regional, ya que la pésima gestión del asunto de Ángel González ha generado un
terremoto interno que sólo puede resolverse mediante la máxima participación de
la militancia
La única manera de comenzar a poner solución a nuestros déficits e
impulsar a la organización en el trabajo que ha de afrontar en el crucial
próximo curso político, es convocando a sus máximos órganos, a sus asambleas.
Asambleas local y regional de carácter extraordinario que ya deberían haber
sido convocadas de urgencia hace tiempo y que hoy ya son una imperiosa
necesidad. Y, en sus marcos, comenzar a aplicar los resultados del reciente referéndum
interno en cuanto a la elección directa de Coordinadores/as por la militancia. Todo
lo demás lo considero equilibrios en el aire, componendas irresponsables con el momento histórico
que estamos viviendo. Hoy nuestro mayor enemigo es el inmovilismo, pero en
nuestra mano está derrotarlo de manera instantánea. Tan sólo necesitamos una
buena dosis de audacia y generosidad.