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El verano no acababa de instalarse en nuestra
ciudad y lo ha hecho de la mano de Bruce Springsteen. El Jefe recaló por
tercera vez en Gijón con todo su poderío para convertir El Molinón en el
epicentro mundial del rock durante una noche. Tal es la fuerza que desprende el
Boss que no sólo los que nos dimos cita en el césped del coliseo gijonés
pudimos disfrutar de él. Varios cientos de personas siguieron su música desde
los exteriores del estadio e incluso en muchos puntos de la ciudad se podían
distinguir los acordes del músico de New Jersey.
El día ya amaneció con aires de fiesta que
iban contagiándose poco a poco con el transcurrir de las horas. Llegaron a su
punto más álgido cuando la nonagenaria mamá Springsteen tomó su asiento en la
Tribunona y, finalmente, estallaron en un torrente de alegría cuando el
protagonista de la noche irrumpió en el escenario y dijo: “¡Buenas noches,
Gijón!”. Sin más preámbulo, el Boss y su magnífica E Street Band comenzaron a
desgranar temas, partiendo con los potentes “My Love Will Not Let You Down” y “Out
In The Street”.
A partir de ese momento, comenzó el otro
espectáculo del que hace gala el bueno de Springsteen durante todas sus
actuaciones: su carisma, su simpatía y su humanidad. El siguiente tema, “Better
Days”, y otros muchos que vinieron después, fueron su respuesta a las innumerables
peticiones que se hacían desde la primeras filas, donde se encontraban sus más
incondicionales seguidores. Con ellos compartió risas, abrazos y bromas. A
ellos les regaló una cercanía con la que se le ve disfrutar como si de un tipo
del barrio se tratara. Una cercanía que llevó al escenario donde compartió
minutos con dos niños para cantar “Waitin’ On A Sunny Day” y refrescarse en lo
que estaba siendo una noche de derroche físico. Y también fueron dos las seguidoras
que bailaron e incluso cantaron con Bruce.
Tres horas y media de rock’n’roll que dieron
para muchos, muchísimos temas. En El Molinón se pudo escuchar “Ain’t Good
Enough For You”, “Wrecking Ball” (que da título a su último álbum), “The River”, “Dancing In the Dark”, “Atlantic
City”, “Badlands”, “Jake Of All Trades”, “Rosalita” y muchas otras, incluyendo
homenajes a The Beatles y a la Creedence Clearwater Revival. Sin olvidar, por
supuesto, las imprescindibles “Born To Run” y “Born In The USA”.
Extasiados nos quedamos todos los allí
presentes con la interpretación de “Because The Night”, en la que el pequeño y
achisterado Nils Lofgren interpretó un magistral solo de guitarra de 4 minutos
que a más de uno (incluido un servidor) dejó con la boca abierta. Un alarde de
técnica a la guitarra que le hizo crecer en el escenario, llegando al tercer
puesto en la escala de protagonismo tras el Jefe y su carismático escudero,
Steve Van Zandt.
En ese momento, la alegría desbordada que se
sentía en El Molinón ya alcanzaba a toda la ciudad y se trasladaba a las redes
sociales, en las que se podían ver multitud de comentarios alusivos a la
especialísima noche que se estaba viviendo. “¡Madre mía! ¡Estoy escuchando al
Boss desde la ventana y se escucha genial! Debe estar Gijón inundado por su
música, su voz, y todas las voces, aplausos y silbidos de los que están allí...
Hoy nuestro Gijón está de suerte”, comentaba algún internauta.
El momento más nostálgico se vivió con el
homenaje a los desaparecidos Danny Federici y, especialmente, Clarence Clemons,
el imponente saxofonista que falleciera hace ahora dos años. Ambos estuvieron
presentes en las pantallas de El Molinón y siempre lo estarán en la música de
Bruce y de la E Street Band.
El compromiso social que siempre ha
caracterizado a Bruce Springsteen, que parte de sus orígenes obreros en la
industrial New Jersey y que traslada a muchas de sus letras, también quedó patente
ayer noche cuando leyó en castellano el mensaje que tenía preparado: “Corren
malos tiempos en América, en España y en Gijón. Esta canción se la dedicamos a
la esperanza en tiempos mejores. Y a los pobres. Y a Proyecto Hombre”.
Superada la una de la mañana y tras despedir
a la E Street Band, el Jefe se quedó “desnudo” sobre el escenario, acompañado
únicamente de su guitarra y su armónica para interpretar “Thunder Road” y poner
punto y ¿seguido? a su relación con nuestra ciudad. 1993, 2003, 2013… The Boss
ha vuelto a acudir puntual a su cita de cada década con Gijón. Esperemos que no
sea la última y que no se demore otra larga decena de años. Ayer quedó
demostrado que Gijón siempre recibirá con los brazos abiertos a su Jefe.
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