Hay ocasiones en las que Gijón Rock City
traspasa lo muros de nuestra ciudad para cubrir eventos especiales. Sabíamos
que lo que ayer estaba programado en la Sala Quattro de Avilés era uno de ellos,
pero no preveíamos la grandiosa magnitud del espectáculo que presenciamos los
que allí nos dimos cita. Voy a intentar resumíroslo en una frase: si te va el
metal y ayer no acudiste a la llamada de Mr. Udo Dirkschneider, te puedo recomendar
un par de marcas de cuchillas con las que cortarte las venas longitudinalmente…
ni te imaginas lo que te has perdido!!!
Con puntualidad alemana, a las nueve de
la noche comenzaron abriendo fuego los asturianos Last Days of Eden, el nuevo
proyecto de metal sinfónico de Dani G. (Darksun), que sustituyeron a los
alemanes Black Blitz. Para muchos fue
nuestra primera oportunidad de verlos en directo, con un resultado más que
satisfactorio. Con la soprano Ani M. Fojaco como frontwoman, traen a nuestras
tierras una fórmula más habitual por otras latitudes europeas. Parece que lo
han hecho con sobrada profesionalidad y buen gusto como para que la cosa
funcione. Y espero que así sea, lo que traería nuevos aires a la escena
metalera española.
Y pocos minutos después de las diez de
la noche, sonó el “(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)” de Beastie
Boys, que ejerce de intro de U.D.O. A partir de ahí, el alucine colectivo. El
mítico vocalista teutón y sus chicos entraron como una apisonadora con el tema
que da título a su último álbum, “Steelhammer”, que enlazaron con “King Of
Mean”, otro de sus nuevos temas. Tras “Future Land” y “Heart Of Gold”, dos
viejos cortes de su legendario álbum “Faceless World”, ya sabíamos que allí
estaba ocurriendo algo muy especial.
No sólo estábamos ante una leyenda viva
del metal internacional como Udo Dirkschneider, acompañado por su inseparable
escudero Fitty Weinhold al bajo. El teutón ha sabido rodearse de grandísimos y
jóvenes músicos que desprenden potencia y buen rollo por doquier. Un batería,
el italiano Francesco Jovino, que le pega como una mula, martilleando sin
condiciones al personal. Ulli Köllner, el teclista más entusiasta de la escena
metalera que me he topado hasta la fecha. Y, sobre todo, los nuevos fichajes a
cargo de las guitarras, el finés Kasperi Heikkinen y el ruso Andrey Smirnov,
que no pararon de mostrar su gran técnica y cierta dosis de virtuosismo, así
como amplias sonrisas que certificaban lo bien que se lo estaban pasando encima
de las tablas.
Udo siguió desgranando una cuidada
selección de temas, en la que se mezclaban grandes clásicos con cortes de su
último álbum. Así pudimos disfrutar de “They Want War”, “Never Cross My Way”
(para mí el mejor corte de “Steelhammer”), “Stranger”, “In The Darkness”, etc…
Como novedad en la gira española, apareció su nuevo tema en castellano “Basta
Ya”.
A mitad del clásico “Mean Machine”, Mr.
Dirkscheneider se tomó un descanso, dejando el escenario para Heikkinen,
Smirnov y Jovino. Uno tras otro nos deleitaron con grandes solos, sin dejarse
llevar por un virtuosismo que muchas veces acaba por aburrir al personal. Lo
hicieron tan bien y tan entretenido que creo que hasta nos supo a poco.
A partir de ese momento, la espiral
ascendente hacia un épico final. Tras “Go Back To Hell” y “Timebomb”, la tropa
de U.D.O. se despidió por primera vez, para volver rápidamente con la inmensa
“Holy”. Y aquí llegaron los temas que todos estábamos esperando: los grandes
clásicos de Accept. Con las primeras notas de “Metal Heart” entramos en fase de
éxtasis, que continuó con “I’m A Rebel” y una coreadísima hasta la extenuación
“Balls To The Wall”. Y con un simple “hei di” de Udo, toda la Quattro se puso a
cantar la tradicional "Ein Heller Und Ein Batzen" que sirve de intro
a la brutal “Fast As A Shark”, con la que se puso punto y final al espectáculo.
Uno, que es un fan incondicional de
Accept y de Udo Dirkschneider, no podía esperar que fuera a presenciar una
descarga de tamaña perfección a estas alturas de la película. No ya por la
música del protagonista, la calidad de los músicos que lo acompañan o la
entrega demostrada durante las 2 horas que estuvieron en el escenario. Un
músico profesional que me acompañaba me decía: “no he visto a una banda de
metal sonar mejor en mi vida”. Y es que hay que destacarlo, ya sea mérito de la
Sala Quattro, de los promotores GMF Concerts o del técnico de sonido con el que
viaja Dirkschneider. Seguramente todos tengan su parte de responsabilidad y,
así como lo decimos cuando las cosas no salen como es debido, hoy debemos
señalar que ayer rozaron lo sublime. Así da gusto chicos!!!
Sólo falta desear larga vida al
legendario Mr. Udo Dirkscheneider, que siga demostrando su grandeza sobre las
tablas durante mucho tiempo y que no nos haga esperar otros 15 años para poder
verlo por nuestras tierras.
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