La muerte del que fuera Secretario General del Partido Comunista de España supone la pérdida de una figura sin la cual no se podría entender la lucha antifranquista y la transición democrática. También fue un actor destacado en el proceso de distanciamiento de determinados partidos comunistas de Europa Occidental con respecto a la Unión Soviética.
Ayer fallecía en su domicilio de Madrid Santiago Carrillo (Gijón, 1915), probablemente la figura más importante del comunismo español y uno de los artífices de la transición democrática desde la dictadura franquista. Su labor al frente del Partido Comunista de España fue fundamental en la configuración de la actual monarquía parlamentaria española.
Carrillo comienza su militancia política con 15 años en las Juventudes Socialistas, las cuales llega a liderar en 1934. En ese mismo año participa en la Revolución de Asturias por lo que es encarcelado, siendo puesto en libertad en 1936 tras la victoria electoral del Frente Popular. Participa activamente en el proceso de unificación de las Juventudes Socialistas y Comunistas de donde nacen las Juventudes Socialistas Unificadas, de las que es nombrado Secretario General cuando ya ha estallado la Guerra Civil.
Es durante el conflicto armado cuando su figura comienza a emerger. En Noviembre de 1936 se afilia al Partido Comunista de España y es nombrado Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid. Durante su mandato, en los últimos meses de ese mismo año, tienen lugar las ejecuciones de Paracuellos del Jarama. La dictadura franquista y la extrema derecha española siempre han responsabilizado a Carrillo de tales ejecuciones. Éste siempre negó tener ningún conocimiento sobre aquellos hechos y tampoco nadie ha conseguido aportar prueba alguna sobre ello.
Al finalizar la guerra, Carrillo huye a Francia donde se exilia y comienza a asumir importantes responsabilidades dentro del partido. Es él el encargado de reorganizar el PCE dentro de España y el responsable de desmovilizar el “maquis”, la guerrilla antifranquista cuya evacuación general es ordenada en 1952.
"RECONCILIACIÓN NACIONAL" Y TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
Carrillo es el responsable de la elaboración de una nueva propuesta política llamada de “Reconciliación Nacional” que acabaría asumiendo el PCE en 1956. Si bien, en un primer momento, casi le cuesta la expulsión del partido, esta propuesta acaba siendo su trampolín hacia la Secretaría General en 1960, sustituyendo a otra histórica dirigente, Dolores Ibárruri “Pasionaria”, que pasaría a ocupar la Presidencia del partido.
Durante los años 60, el PCE liderado por Carrillo se convierte en el mayor y casi único protagonista de la lucha antifranquista hasta la muerte del dictador. De esta manera, el partido se hace con el liderazgo total de la oposición en la clandestinidad.
Una vez muerto Francisco Franco en 1975, Carrillo conduce el partido por la senda del acuerdo con otras fuerzas políticas y con los sectores más aperturistas de la dictadura. Así, el debate que existía en la oposición antifranquista entre “reforma o ruptura”, lo decanta Carrillo hacia una reforma del régimen que concluirá con la Constitución de 1978. Con el apoyo a la Carta Magna, Carrillo y el PCE renuncian a la república y asumen la monarquía como la forma del Estado español.
Este es uno de los aspectos más criticados a Santiago Carrillo desde la izquierda, acusándole de impedir el desmontaje total de las estructuras de poder franquistas que, en gran parte, se reconvirtieron, perviviendo en la actual etapa democrática. Carrillo hizo grandes renuncias durante la transición política debidas, en parte, a un grave error de cálculo. El indiscutible liderazgo que el PCE tuvo en la lucha antifranquista le llevó a pensar que su partido podría liderar la izquierda española en unas elecciones de una democracia burguesa tradicional. En la primera convocatoria electoral, el Partido Socialista de Felipe González, muy apoyado económicamente por la socialdemocracia alemana, se encargó de mostrarle su error.
Santiago Carrillo es el protagonista de una de las imágenes de la transición política que todos los españoles tienen grabada en la retina. El 23 de Febrero de 1981 tiene lugar la intentona golpista en la que un grupo de guardias civiles asalta el Congreso de los Diputados. Carrillo es uno de los tres únicos diputados que se mantienen sentados en sus escaños, desobedeciendo las órdenes de tirarse al suelo que los asaltantes recalcaban con disparos al aire.
EL EUROCOMUNISMO Y EL DISTANCIAMIENTO CON LA URSS
El Partido Comunista de España comienza el distanciamiento con la Unión Soviética en 1968, criticando Carrillo la intervención de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia. El paulatino distanciamiento con Moscú llevaría a varias escisiones en el PCE, de las que la más agria sería la encabezada por el que fuera General del Ejército Rojo, polaco y yugoslavo, Enrique Líster.
Los acontecimientos de Checoslovaquia fueron la justificación que Carrillo utilizó para adoptar, junto con Enrico Berlinguer y Georges Marchais, secretarios generales de los partidos comunistas de Italia y Francia, un nuevo corpus teórico que venía a sustituir al marxismo-leninismo: el eurocomunismo.
En esencia, el eurocomunismo despojaba al Estado de su componente clasista y lo convertía en una herramienta neutral por la que se podía dar la batalla política en condiciones de igualdad. Esta teorización encajaba a la perfección en el camino de la búsqueda del acuerdo para reforma de la dictadura por el que Carrillo estaba dirigiendo al PCE y con su convencimiento de liderar electoralmente a la izquierda española.
Desde las primeras elecciones democráticas en 1977, los resultados electorales del PCE quedaron muy lejos de sus expectativas. Pero las elecciones de 1982 supusieron casi la desaparición parlamentaria del partido, que sólo obtuvo 4 diputados. Esto obligó a Santiago Carillo a presentar su dimisión de la Secretaría General, siendo sustituido por Gerardo Iglesias. Las posteriores discrepancias entre ambos culminaron en 1985 con la expulsión de Carrillo del partido.
Carrillo intentaría mantenerse en la actividad política con un nuevo proyecto, el Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista. El fracaso del proyecto lo retiraría definitivamente de la actividad política en 1991. En los últimos años se acercaría al PSOE, aunque siempre se negaría a entrar en él oficialmente.
Santiago Carrillo se mantuvo plenamente lúcido hasta la misma tarde de su fallecimiento, en la que tenía programadas diversas actividades siempre vinculadas con la vida política. Hasta hace pocas fechas, aún ejercía como tertuliano habitual de una cadena radiofónica y era frecuentemente invitado a debates políticos de actualidad. Tras una vida dedicada a la política que no ha dejado indiferente a nadie, cosechando admiradores y detractores tanto en la izquierda como en la derecha, por expreso deseo suyo sus cenizas serán esparcidas en las aguas del mar Cantábrico que bañan Gijón, su ciudad natal.
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