Hoy el diario La Razón está siendo trending topic en Twitter a causa de una portada que se podría calificar, cuando menos, de polémica. Pero más que su portada, resulta interesante, llamativo y provocador el editorial de su director Francisco Marhuenda. En él, nuestro entrañable periodista, demuestra su fidelidad inquebrantable al aún Presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Marhuenda utiliza su periódico (una vez más) para hacer apología del gobierno y nos relata las prácticamente infinitas virtudes de Don Mariano: “político de ética personal intachable, hombre sencillo y austero que se educó en una familia numerosa con unos padres excepcionales, persona de valores muy firmes y una profunda repugnancia por la corrupción y sus aledaños, jurista riguroso que jamás hubiera aceptado un sobre”, etc., etc., etc…
Paquito, como sin duda lo llamará Don Mariano dado el alto grado de confianza entre ellos, demuestra que hay una cosa que jamás se le podrá reprochar: en cada una de sus palabras honra ese gran tesoro que es la amistad. Y lo hace de tal manera que está dispuesto, como siempre lo ha estado, a poner la mano en el fuego por su buen amigo el Presidente.
Pero nuestro insigne director comete un error, a saber, hacer extensiva esta honradez hasta el punto de alcanzar a dirigentes cuya falta a la verdad está probada y documentada. Así, da carta de veracidad a la negación de los hechos del ex Presidente Aznar, lo que supuestamente probaría que toda la trama de los “sobrecogedores” es poco menos que un episodio más de la famosa conspiración judeo-masónica-comunista internacional. Y lo justifica en lo que él llama “trayectoria intachable” del gran líder de la derecha española. Pero he aquí el error, ya que el calificativo “intachable” difícilmente casa con una trayectoria en la que tenemos constancia de sentencias como esta: “el régimen irakí tiene armas de destrucción masiva. Puede estar usted seguro y pueden estar seguras todas las personas que nos ven que les estoy diciendo la verdad”. No hace falta que cuente cómo acabó esta historia.
De la misma manera que las declaraciones de Pío García Escudero no prueban que todos los papeles de Bárcenas sean ciertos, la ausencia de honradez en Aznar tampoco prueba la falta de ella en Rajoy, pero ambos fenómenos siembran una duda de tamaña magnitud que Marhuenda debería honrar su palabra.
En un ejercicio de indisimulada soberbia, desde mi blog personal insto al Director de La Razón, Francisco Marhuenda, a poner la mano en el fuego de verdad, lo cual no debería ser un problema vista su total ausencia de dudas en la rectitud de nuestro Presidente del Gobierno. Y así, le exhorto a vincular su actual ejercicio profesional a la honradez de Mariano Rajoy, comprometiéndose a abandonar el periodismo si se demostrara cualquier tipo de corruptela en su actividad política, esté o no prescrito el delito. Compartirá conmigo el señor Marhuenda que, de probarse un ilícito en el desempeño de nuestro Presidente, su ejercicio profesional al frente del diario quedará en entredicho por haber sido utilizado para apuntalar un gobierno corrupto, ya sea por inocencia o por colaboración consciente.
¿Recogerá Marhuenda el guante que le lanzo? Seguramente no, pero quiero dar la oportunidad al Director de La Razón de quitar la misma a un bloguero izquierdista y soberbio.
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