sábado, 22 de octubre de 2011

ETA Abandona la Lucha Armada

La sociedad española recibió con satisfacción y alivio el esperado anuncio de la organización terrorista. Se pone final a medio siglo de violencia política en Euskadi y se abre la puerta a la resolución definitiva y dialogada del conflicto vasco.

 

51 años después, con 829 muertos a sus espaldas y con más del 70% de su militancia en prisión, ETA pone punto y final a la lucha armada. Con inusitada claridad y sin su habitual lenguaje enrevesado, la banda anunciaba ayer que “ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada”, recalcando que este compromiso es “claro, firme y definitivo”.

El encargado de dar lectura al comunicado, según los expertos de las fuerzas de seguridad, ha sido David Pla, actual jefe de la banda terrorista. El anuncio se esperaba con gran expectación desde el lunes tras concluir la Conferencia Internacional de Paz, pero rebasó las expectativas del conjunto de la sociedad  española y de las fuerzas políticas y sociales, al hacerlo sin ningún tipo de condición ni exigencia. Únicamente reclama la apertura de un diálogo con los gobiernos de España y Francia para resolver “las consecuencias del conflicto” y afirma que “el respeto a la voluntad popular deben prevalecer sobre la imposición”, lo que se entiende como la demanda velada de una futura consulta de autodeterminación en el País Vasco.

Llama la atención la ausencia de reivindicaciones que se esperaba fueran parte del comunicado. No reclama ningún tipo de amnistía ni beneficio penitenciario para sus presos, ni hace mención a las históricas cuestiones de territorialidad al respecto de la integración de Navarra en el País Vasco.

En otro sentido, tampoco habla de entrega de armas ni de disolución, lo que tendrá que dilucidarse en un marco de negociación de las diferentes fuerzas políticas y sociales de Euskadi, que quizás necesite de la participación de mediadores. La resolución alcanzada por la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián, que incluye un ofrecimiento para continuar la mediación internacional, reúne para ETA “los ingredientes para un solución integral del conflicto”.

SATISFACCIÓN GENERALIZADA

El conjunto de los líderes políticos, tanto españoles como vascos, se felicitaron por las noticias provenientes de la banda armada. El primero de ellos fue el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que señalaba que “con la contención a que nos obliga la historia, vivamos hoy la legítima satisfacción por la victoria de la democracia y la ley”. En el mismo sentido se manifestaba el candidato socialista a las próximas elecciones del 20 de Noviembre, Alfredo Pérez Rubalcaba, para el que “hoy es un día para celebrar la gran victoria de la democracia”.

Igualmente se felicitó el líder de la oposición y candidato conservador, Mariano Rajoy, llegando a sorprender al asegurar que “este anuncio se ha hecho sin ningún tipo de concesión política”. De esta manera desechaba la posibilidad de utilizar el acontecimiento para seguir incidiendo en el desgaste del gobierno de Zapatero, dando a entender su perfecto conocimiento del proceso y asumiendo la responsabilidad en la gestión final de la paz que probablemente caerá en sus manos tras la cita electoral.

El Lehendakari (Presidente vasco) Patxi López, desde Nueva York en viaje institucional, anunciaba su inmediato regreso al País Vasco y el inicio de contactos con todas las fuerzas políticas para analizar el nuevo escenario que se acababa de configurar. También Gerry Adams, Presidente del Sinn Fein (brazo político del IRA),  manifestó su satisfacción por el anuncio y recordó que Batasuna aún está “ilegalizada y que líderes como Arnaldo Otegi, quien está totalmente comprometido, en mi opinión, con la paz, están presos”.

También manifestó su satisfacción la izquierda abertzale (independentista), que esta misma mañana declaraba en rueda de prensa, por boca de Rufi Etxeberría, que “la banda ha respondido de lleno a lo que el lunes le pedía la Conferencia Internacional y ahora son España y Francia quienes tienen que mover ficha” porque “el cierre del ciclo armado no trae la solución del conflicto, se necesita una solución política”.

La nota discordante vino desde las asociaciones de víctimas del terrorismo que reclaman la entrega de armas, la disolución de ETA, la puesta a disposición de la justicia de sus integrantes y la solicitud de perdón a las víctimas. En este sentido, el Presidente de Voces Contra el Terrorismo, Francisco José Alcaraz, manifestaba que el comunicado “es fruto de un proceso soterrado” en cuyo final “los vencidos son las víctimas y las vencedores los asesinos de ETA”.

UN COMUNICADO INMINENTE

Los acontecimientos que hacían prever está conclusión comenzaron a precipitarse de manera vertiginosa hace poco menos de un mes. El 24 de Septiembre el Colectivo de Presos de ETA anunciaba sumarse al “Acuerdo de Gernika” por el que se solicita a la banda el cese de su actividad armada. Este anuncio ya parecía definitivo entonces, al ser este un colectivo que nunca ha renunciado a su pertenencia a ETA y que supone más del 70% de su militancia. Así parecían vislumbrase las conclusiones del debate interno que se desarrollaba en ETA sobre la conveniencia de la continuidad de la lucha armada.

Días después se creaba la Comisión Internacional de Verificación del alto el fuego liderada por el sudafricano Brian Currin, a lo que sucedería el anuncio de disolución del aparato político de ETA (Ekin) y el anuncio de colaboración con la comisión por parte de la banda terrorista.

La Conferencia Internacional de Paz celebrada en San Sebastián el día 17 parece que ha sido el empujón definitivo. Bajo el auspicio de la Comisión de Internacional de Verificación y con la participación de destacados líderes internacionales como el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan, el Presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, y el Jefe de Gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell, se reunieron múltiples actores políticos y sociales vascos, con la única ausencia destacable del conservador Partido Popular. La resolución alcanzada en la que se pide el “cese definitivo de la actividad armada” y la apertura de un diálogo con los gobiernos de España y Francia, establece un marco que facilita la decisión definitiva que ayer comunicó ETA.

Para rematar el escenario, el martes la izquierda abertzale anunciaba su adhesión a la resolución de la conferencia y el miércoles lo hacían otras tres figuras internacionales: Jimmy Carter, Tony Blair y el senador George Mitchell. En este momento el anuncio ya parecía inminente.

UN CALCULADO MOMENTO

El momento elegido por ETA no es casual. Evidentemente, parte de una situación interna prácticamente calamitosa, acosada por constantes golpes policiales, con una cúpula cada vez más joven e inexperta y un colectivo de presos que la dirigencia ya no controla. En su lugar, ha crecido la influencia del discurso contrario a la continuidad de la lucha armada que la izquierda abertzale mantiene con Arnaldo Otegi a la cabeza. Esta postura ganó fuerza tras las fracasadas negociaciones de 2006, a las que ETA puso final con el atentado en la terminal T4 del aeropuerto de Barajas.

Pero el marco electoral en el que se da no es gratuito. No cabe duda que este anuncio supondrá un impulso electoral fortísimo a la nueva coalición de la izquierda independentista vasca (Amaiur), cuyo peso en las instituciones tendrá influencia en la negociación y resolución definitiva del conflicto.

Igualmente, el momento político a caballo entre dos gobiernos, que casi con total seguridad tendrán signo político diferente, supone implicar a los dos grandes partidos del arco político español en la solución. Por un lado, el Partido Socialista, en cuyo gobierno se da el impulso inicial al proceso y que, a pesar de negar reiteradamente que exista cualquier tipo negociación, difícilmente puede pensarse que no tenga ninguna participación en la construcción del actual escenario. Y por otro, el conservador Partido Popular, que tras su casi segura victoria en las elecciones del 20 de Noviembre, se verá obligado a llevar a buen puerto un proceso histórico largamente añorado, para lo cual no tendrá otra alternativa que la negociación. Este escenario podría ser interpretado por ETA como una garantía de cara a alcanzar una mejor posición negociadora frente al Estado.

Cabría especular sobre la influencia que el comunicado de ayer puede tener en las expectativas electorales de los dos grandes candidatos a la Presidencia del Gobierno. Es de esperar que el Partido Socialista obtenga algún rédito, especialmente porque su candidato fue el jefe de la lucha antiterrorista hasta el pasado mes de Julio como Ministro del Interior, pero un ningún caso se producirá un vuelco en los sondeos. En primer lugar, porque el terrorismo, que durante muchos años fue la mayor preocupación de la sociedad española, hoy ocupa el lugar 17 según los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas. En segundo lugar, porque la ventaja que los sondeos dan a Mariano Rajoy sobre Alfredo Pérez Rubalcaba supera el 14%, una distancia difícilmente salvable.

El mayor contratiempo para Mariano Rajoy podría venir desde sus propias filas. Su sorprendente declaración de ayer, muy en sintonía con el gobierno, no ha sentado bien entre los sectores más duros del Partido Popular, que acusan al gobierno de plegarse a los deseos de la banda terrorista. En esta línea, el eurodiputado y ex Ministro del Interior del gobierno Aznar, Jaime Mayor Oreja, declaraba hoy mismo que el comunicado es el pago de la banda terrorista a un Gobierno que ha hecho "importantes concesiones", con "apariencia de final, sin final definitivo".

LA GESTIÓN DE LA PAZ

El próximo gobierno español, que seguramente liderará Mariano Rajoy, tendrá que afrontar un proceso de negociación, ya sea directamente con ETA o con las fuerzas políticas y sociales vascas, en el que tendrá que dar respuesta a varias reivindicaciones que se pondrán sobre la mesa. En este nuevo escenario se planteará la incongruencia de la ilegalidad del partido de la izquierda abertzale (Sortu) y del mantenimiento en prisión de diversos miembros del antiguo partido Batasuna, especialmente de su dirigente Arnaldo Otegi, quien está llamado a ser un actor fundamental en la resolución definitiva del conflicto.

Igualmente, tendrá que abordar la situación de los presos, sobre los que se reclamará el acercamiento a prisiones del País Vasco y la obtención de beneficios penitenciarios. Frente a esto, tendrá que arrancar compromisos de entrega de armas y disolución en unos plazos razonables que permitan visualizar el proceso como un éxito y evitar eventuales retrocesos o escisiones en la banda.

Por último, la reconciliación con las víctimas se aventura muy complicada. La mayoría de las asociaciones en las que se agrupan rechazan totalmente el actual proceso y exigirá una gran labor de explicación su implicación en la resolución definitiva. Este paso se antoja fundamental antes de poder hablarse de una futura reconciliación.

En todo caso, parece que España ha conseguido cerrar otro capítulo negro de su historia. Puede que ayer fuera el día en el que por fin concluyó la transición política que comenzó con la muerte de Francisco Franco en 1975. Incluso probablemente ayer haya finalizado un ciclo de violencia política que ha desangrado España desde el inicio de la Guerra Civil en 1936.

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