Años más tarde, muchos artículos perdidos después, infinidad de documentos políticos desaparecidos, una licenciatura en ciencias políticas conseguida, varias novias perdidas y gran cantidad de noches etílicas transcurridas, el diario El Comercio de Gijón, allá por el año 2007, me publica un par de artículos al calor del debate local en torno a la operación urbanística que se gestaba con motivo del desmantelamiento de la barrera ferroviaria gijonesa. Este es el primero...
Seguimos a vueltas con el plan de vías… y lo que nos queda. Y cada novedad que surge al respecto no hace más que sumergirnos en otro mar de dudas, que a estas alturas ya alcanza dimensiones oceánicas. No entraremos en esta ocasión en ciertos aspectos que a nuestro entender son abiertamente criticables, solo en la ausencia de claridad. Hace unos cuantos días se ha abierto el periodo de alegaciones a dicho plan y, para nuestra sorpresa, no aparece absolutamente nada al respeto de la famosa estación intermodal de Moreda. Curiosa forma de abrir un periodo de alegaciones, ¿verdad? Pero el hecho es que constantemente salen informaciones en prensa, subiéndola a 8 metros, bajándola 3 metros, etc… en un constante subir y bajar que debe responder a los ciclos de la marea política local. Y a cada rueda de prensa se utilizan argumentos supuestamente técnicos para que esta estación este a una o a otra altura. Que si el túnel del metrotrén está a 18 metros y esto condiciona la instalación de la estación, que si la llegada del AVE (velocidad alta realmente, que no es lo mismo) a Gijón impide que esta estación pueda ser soterrada, que si el coste de la obra está condicionado por las plusvalías que se generen en el suelo liberado, que si el nivel freático del rio Pilón, etc, etc, etc… No vamos a discutir ninguna de estas cuestiones técnicas, ya que entre los miembros de la directiva de esta asociación no contamos con arquitectos, ni abogados, ni geólogos, ni ingenieros… y tampoco pretendemos serlo. Pero también es un hecho que salvo opiniones, muy respetables pero solo opiniones, poco más respaldo técnico tienen dichos argumentos esgrimidos por la corporación municipal. En ningún momento ha salido a la luz un informe que los avale. Y en eso estamos en igualdad de condiciones, ya que no creemos que la señora alcaldesa, ni el señor Sanjurjo, tengan todo ese nivel de titulaciones como para que su opinión sea cualitativamente superior a la nuestra.
Parece que estamos ante una versión playa y para el siglo XXI del mito de la caverna platónico. Las sombras en la pared ahora son planos en la prensa local, pero que no aparecen en el plan para poder hacer las alegaciones oportunas. Y el gobierno local supongo que pretenderá tener al movimiento vecinal encadenado viendo pasar plano tras plano, proyecto tras proyecto, creyendo que eso es lo único que podemos hacer, faltando a nuestra esencia de movimiento. Incluso es posible que lo logre con algún que otro sector, pero no con el conjunto del movimiento vecinal. Algunos estamos dispuestos a salir de la caverna para descubrir el conocimiento, la verdad, para que de una vez por todas se nos diga cuales son las verdaderas intenciones de la corporación y que los argumentos técnicos sean respaldados por informes profesionales.
Saldremos de la caverna… a la calle. Porque mientras no se demuestre la imposibilidad técnica, esta asociación sigue exigiendo que la estación sea soterrada, para que no suponga una nueva barrera entre los barrios de Moreda y Polígono. Porque mientras no se demuestre lo contrario, creemos que es la única manera de garantizar un futuro soterramiento hasta Veriña, reivindicación histórica del movimiento vecinal. Y haremos todo lo posible por encontrarnos en la calle con el conjunto del movimiento vecinal y con el conjunto de la ciudadanía gijonesa, porque este proyecto es para toda la ciudad, pero no de toda la ciudad ante la más que evidente falta de participación ciudadana en su elaboración. Y es que la participación ciudadana no se otorga, se conquista, y aunque no seamos abogados, ni arquitectos, ni geólogos, ni ingenieros, algo de historia y filosofía si que hemos estudiado. Esperemos que la conclusión del gobierno municipal no se reduzca a ponerle una calle a Platón.
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